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domingo, 6 de noviembre de 2011

Capítulo 3 - Déjate querer un poco, princesa.

Adri salió de su urbanización con una sonrisa de oreja a oreja. Necesitaba ver a Laura, devolverle esa sonrisa sincera de la que se enamoró once años atrás y conseguir que se olvidase de Jorge por un ratito, aunque fuese corto. Eran las cinco y media de la tarde, en media hora tenía que estar en la parada de Laura. Se metió en el metro, bajó las escaleras mecánicas mientras sacaba su abono del bolsillo derecho de sus nuevos vaqueros negros, que había conjuntado con su camiseta azul de Superman. Y es que en el fondo eso era lo que quería ser él para Laura, un Superhéroe, alguien distinto al resto de los hombres. Pero ella ya había conocido a su Superman, al que le habían dado doble ración de Criptonita y había dejado este mundo. ¿ Por qué no iba a poder haber un segundo Superman en la vida de Laura ? Quizás era demasiado pronto, pero no hay nada que el tiempo y un poco de cariño no curasen. Genial, todavía quedaban cuatro minutos para que llegase el metro. Eran tan solo dos estaciones hasta la casa de Laura. Adri sacó su MP4 del bolsillo y puso la canción que más le recordaba a su amada : Bed of roses de Bon Jovi. Tres minutos. "Joder que lento pasaba el tiempo cuando estoy deseando verla." Pensó Adri mientras no dejaba de mirar el cartel electrónico de la parada subterránea, que ya marcaba dos minutos. EL PRÓXIMO TREN VA A EFECTUAR SU PARADA. Por fin se subió al tren subterráneo. En cinco minutos llegaría al lugar en el que habían quedado. A las seis menos veinte ya estaba allí, decidió poner la radio en el aparato reproductor y desconectar.

Mientras tanto, todavía en su casa, Laura se estaba rizando el pelo con el difusor y debatiendo en su cabeza si se ponía plano o tacón, si se maquillaba o iba al natural, mientra también pensaba : "pero para que me arreglo, si solo es Adri. Llevamos 12 años siendo amigos y ya hay confianza. Además, mi novio murió hace solo unos días y no estoy todavía preparada para empezar una nueva vida." Aún así se maquilló e iba espectacular, con la raya pintada en azul y un rimel que le hacía las pestañas largas, pero sin llegar a parecer postizas. Llevaba el colorete justo para darle un tono más interesante y un escote tampoco muy provocador. Al fin decidió ir plana, pero aún así estaba radiante. Su camiseta blanca con rayas doradas horizontales y sus vaqueros cortos amarillos que le quedaban como anillo al dedo.

- ¡ Adri ! - se oyó a lo lejos de la marquesina de la parada de autobús mientras a él se le iluminaban los ojos al ver lo guapa que iba la que deseaba que fuese más que su amiga.
- Princesa - le dijo mientras le daba dos besos en sus ligeramente sonrosadas mejillas. Ella también empezó a pensar en que quizás Adri fuese algún día algo más para ella. Al fin y al cabo él era muy guapo, era lo que cualquier chica deseaba. Tenía diecisiete años y era castaño con reflejos rubios y unos grandes ojos verdes.
Cogieron el autobús de las seis, que les dejaba al lado de la puerta del Retiro.

- Te echo una carrera hasta las barcas. - dijo Laura mientras salía corriendo.
- Te voy a ganar, princesa. Que yo llevo playeras y tu manoletinas. - dijo Adri, mientras mordía el polvo que dejaba Laura al correr tan deprisa como ella podía.

Al final, ganó Laura. Quizás por méritos propios o por culpa de Adri que se dejó ganar. Eso nadie lo sabía menos Adri, que no pensaba decir nada. Cogieron una barca, que pagó Adri y estuvieron allí hablando y hablando.

-Joder, estoy muy triste por lo de Jorge. Me dejó así, sin más. Sola, sin nadie que me quisiese.
-Eso es mentira, tú sabes que yo te quiero como el que más princesa.
-Ya, pero tú me quieres como amigo, no como yo necesito que alguien me quiera ahora.
-¿ Y a ti quién te ha dicho que yo solo te quiero como amigo ?
-Entonces...tú...yo...esto...me amas ?
-Con todo mi corazón, pero por favor, déjate querer un poco, princesa. Sobretodo si es por mí.

Y Adri hizo lo que llevaba tanto tiempo deseando hacer, la besó con todas sus ganas, y ella tampoco hizo nada por evitarlo. Simplemente se sentía agusto.

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