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Visitas que me hacen ser feliz.

martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 12 - Si el amor es ciego, habrá que comprarle gafas.

- Pero es que no es así. Era feliz con Alice antes de volver aquí, pero con este día que hemos pasado juntos me he dado cuenta que la única que me hace feliz eres tú.

Misteriosamente, comenzaron a sonar los móviles de ambos. A Laura le llamaba su prometido y a Adri, la que se suponía que iba a ser su prometida, a pesar de la felicidad o el amor. La primera en contestar fue Laura, en la habitación y Adri salió corriendo con su móvil a la cocina. Pero no era su móvil, los dos tenían un Samsung S5230W en negro y Adri cogió el de Laura, o Laura cogió primero el de Adri, como preferáis. El caso es que se equivocaron de móvil y Laura comenzó a hablar descuidadamente con Alice.

-Guapo - dijo Laura al descolgar el teléfono móvil.
-Guarra, que haces tú con el móvil de mi chico. - el teléfono se resbaló de entre los dedos de Laura y cayó al suelo, convirtiéndose en un rompecabezas negro que parecía hecho para niños de tres años. El corto periodo de tiempo en el que Laura corrió a la cocina para evitar que el que fue su ex-novio con el que acababa de tener un desliz dos meses antes de su boda y el chico con el que se iba a casar y con el que iba a ser madre, cruzasen apenas dos palabras, el tiempo pasó muy lentamente.

-Diga? - dijo Adri al contestar.
-Perdona, está Laura ? +Di que se ha equivocado+ susurró Laura mientras intentaba que no le diesen las náuseas en vano, y tubo que salir corriendo a vomitar al baño.
-Disculpe, pero se ha equivocado.
-Ah vale. Disculpeme usted.

Adri fue lentamente hacia el baño, en el que Laura estaba sentada en el suelo con la cabeza en la taza del retrete y sujetándose el pelo con una mano.

-Crees que habrá cola...buaaag - dijo Laura intentando no vomitar.
-Sí, ha colado. Pero no entiendo porque le mientes. Me apuesto diez pavos a que no te arrepientes de lo que ha pasado.
-No me arrepiento, pero que se le va a hacer... El amor es ciego y no tengo dinero para comprarle gafas...

lunes, 28 de noviembre de 2011

Capítulo 11 - Estás feliz no? Pues nada.

Y allí estaban los dos, pensando en su historia de amor. Laura se encontraba en un estado de shock del que ni siquiera ella se había percatado. En el instante en el que Adri rozó sus labios y le dijo 'te quiero, princesa' como se lo había dicho en unos años que ella recordó como buenos, salió del estado de trance.

-Adri, vete. No es sencillo. Mi vida desde que te fuiste no es sencilla. Tú te crees que todo sigue igual, pero no es asi. No te dije nada de que ya no estaba sola porque me encontraba en el shock más absoluto de todos los shocks. - dijo Laura mientras sacaba del primer cajón de la mesilla un anillo de plata con brillantitos. Parecía un anillo de compromiso... Mejor dicho, lo era. - Adrián, estoy comprometida. Sé que quizás es demasiado pronto pero Dani, aclaremos que es mi futuro marido, y yo hemos pasado cada segundo de los últimos cuatro años juntos. Le amo y sé que él me ama a mi y que nunca me va a abandonar.
- Laura, no te acuerdas ya de nuestro día en el Retiro, nuestro primer beso, nuestra primera vez. No solo física, si no sentimental también cariño.
- Adrián, por favor vete. Me caso en dos meses, es muy precipitado, pero no esperaba que fueses a volver. No me llames cariño, que todavía hay una cosa que no te he contado... Estoy embarazada de dos meses y es imposible que sea tuyo, como ya habrás deducido.
- No me importa Laura, he vivido ocho años de mi vida sin padre y me he dado cuenta de que padre no es aquel que pone sus genes para que tú nazcas de una forma o de otra. No, padre es la persona que te cuida y te da todo su cariño durante toda tu vida. Yo reconocería al niño, y hasta le daría mi apellido...
- No es suficiente. Su padre le quiere y ese es uno de los motivos por los que nos casamos. En septiembre te volverás a ir a Francia con Alice, y todo volverá a ser como antes. No te volveré a ver ni volveremos a hablar, eso es lo más probable. Tú también tendrás tus hijos y probablemente te irás a vivir con Alice, y luego estaréis los dos, sentados en un sofá rodeados de vuestros nietos, con pocos dientes y el pelo cano. Todo esto allí en Francia, pero mientras tanto yo seré feliz aquí, con Dani y con el resto de mis compañeros de vida. Aunque tú no estés, te juro que te seguiré queriendo. Pero no voy a separar a mi hijo de su padre.
- Si es lo que tu quieres, pero entonces no serás feliz... Porque solo te vas a quedar a su lado por el hijo que contiene sangre de su sangre. Para mí eso no es un padre, un padre es el que te quiere, como yo le iba a querer.
-Pero tú eres feliz con Alice no? Pues nada, sigue tu vida así y sácame de ella.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo 10 - Algo que no debería haber pasado, pero que no me arrepentí de que pasase.

- Pero tu estás tonto ? Que te crees, que puedes salir de mi vida y volver a entrar como si fuese una casa de la que tú poseyeses la llave que fuese capaz de abrir esa cerradura.
-No tengo la llave que puede abrir las puertas de tu vida, pero si tengo la llave que nos puede abrir las puertas de el mundo y sabes cual es esa llave ?... - antes de que terminase la frase, Alice cruzó la puerta del portal y besó apasionadamente a Adrián, como él mismo había hecho con Laura hacía unos quince segundos. - Laura, esta es Alice. Verás, nos conocimos en Francia y, bueno... Pues ella es mi novia.

Laura sintió como el corazón, lo que quedaba roto en pedacitos de cuando se fue el amor de su vida. 'Un pedacito menos' pensó Laura. Nunca habría imaginado que una francesita pudiese ser tan guapa. Otra razón más para odiar Francia, entre las cuales se encontraban la política, el fútbol, el tenis y muchas cosas más.

- Cariño, me puedo presentar yo sola. - dijo con su tono pícaro mientras le mordía el labio cariñosamente a su novio. Mientras tanto, en la cabeza de Laura solo se repetía una palabra : 'novio,novio,novio,novio'.
- Eh, hola, yo soy Laura. - dijo Laura intentando ocultar el odio que la tenía.
- Bueno mi amor, no vas a subir a ver a tu hermana ni a tu familia. Apenas has pasado cinco minutos con ellos.
- Alice, iba a acompañarlas a la universidad... - pero antes de que acabase la frase Laura le interrumpió.
- Quédate, voy a llamar a Cande para ir a ver a Ana. No me apetece ir en pleno agosto a al universidad.
- Mi amor, ves subiendo. Voy a despedirme de Cande cuando venga y subo.

Alice le besó y comenzó a subir las escaleras despacio mientras se resignaba a intentar escuchar alguna palabra en lo que cruzaba el tramo de escaleras hasta el primer rellano.

- Muy bonito... Tienes una novia preciosa y te limitas a besar a la niñata que te jodió la vida y por la que te fuiste del país.
- Va a ser eso... pero sabes qué ? Que esa chica que me jodió la vida me la jodió por haberme hecho conocer a Alice. Es la mujer francesa más posesiva que he conocido. Oye, voy a ir con vosotras a ver a Ana.
- No creo que sea buena idea. Desde que te fuistes se pasa todo el tiempo de fiesta en fiesta y de chico en chico. En estos últimos tres meses le he contado catorce chicos. Creo que ya se le han muerto las neuronas de tanta borrachera.
- Da igual. Mira ahí está Cande. Subamos al coche.
- Y no vas a avisar a tu 'chica' - esta última la dijo resaltándola con comillas, pero antes de que acabase de gesticular, él la besó.

Lo que no sabían era que a parte de Cande y ellos dos había otra persona viéndolos y esa persona era el hermano de Alice, el cuál había venido en el mismo tren que su hermana sin que nadie lo supiese, por encargo de ella. No se fiaba de Laura y quería saber lo que pasaba en cada instante en el que ella no estaba presente. Subieron al coche y le comunicaron a Cande que irían a la universidad en otro momento, que ahora les apetecía ir a ver a Ana.

- ¿ A Ana ? - preguntó Cande con un  tono solemne.
- Si, a Ana - dijo Adrián - ¿ No era tu mejor amiga ?
- Tú mismo lo has dicho, era.  - dijo Laura riéndose.

Fueron a casa de Ana, pero nadie se encontraba allí dentro. Cande llevó a Laura a su casa, en la que no había nadie. Adri la acompañó y le dijo a Cande que se fuese. Ya cogería luego el autobús. Cuando ya estaban a la altura de la piscina, se encontraron con Sandra y con Jaime que estaban sentados en el césped mientras se besaban. Jaime tenía a Sandra encima y se les veía muy felices, ya llevaban cuatro años que no eran nada comparado con ese para siempre que estaban seguros de que iban a cumplir. Cuando Sandra vio a Adri no se lo podía creer y ya solo hay que imaginarse la reacción de Jaime, que desde siempre se había llevado muy bien con él. Todos se saludaron y Adrián y Laura siguieron adelante. Cuando entraron por la puerta de la casa de Laura, Adri comenzó a besarla apasionadamente y pasó lo que pasó cuando todo comenzó, cuando su relación se complicó y él se fue a Francia. Lo hicieron todas las veces que quisieron, sin que nada les importase.

- Laura, esto es algo que no debería haber pasado, pero tampoco me arrepiento de que haya pasado.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Capítulo 9 - Pasó el tiempo, pero tus besos siempre estuvieron en mi mente.

El tiempo comenzó a pasar transcurridas unas semanas de la marcha de Adrián. Cumplió sus diecisiete, sus dieciocho y sus diecinueve. También cumplió sus veinte, en ese soleado día de agosto, que era veinticuatro. Se levantó temprano, ya que tenía que ir a la universidad. Estaba estudiando una carrera de medicina, en la que quería hacerse la especialidad de psicología. Ese había sido su sueño desde chiquitita, claro que también era tener a su mejor amigo a su lado. Fue a coger esa falda que tanto le gustaba y que había vestido el día en que estuvo por primera vez con Adrián. Entonces se acordó de él, de sus besos, de sus miradas, de sus sonrisas. También se acordó de el día en el que Adri se fue a otro lugar muy lejos de ella, por su culpa. El no supo seguir su vida al lado de ella, no supo mirarla y pensar que no era suya después de haberlo sido. Ella comenzó a llorar suavemente y muchísimo más cuando recordó que ese día veinticuatro era en el que él deberían haber cumplido sus veinte y veintiún años, respectivamente, juntos. Recordó a Jorge, recordó el día en el que se besaron por primera vez. Pero ese beso no era un beso de amor verdadero, si no de amistad. Aún así, aún que fuese como amigo, ella le había querido mucho.

Mientras tanto, Adrián estaba cogiendo un tren destino Madrid desde el Norte de Francia. Pero no estaba solo, le acompañaba una mujer morena y muy bella, con aspecto de ser española a pesar de estar en Francia.  A la vez que Laura había comenzado la universidad y estaba estudiando psicología, el estuvo estudiando ingeniería. Pero se acordó de su familia, y de Laura también... pero ya como amiga. Y es que esa chica morena que le hacía de compañía era Alice, que a pesar de su apariencia peninsular, era francesa. Llevaban ya seis meses juntos y se conocieron en la universidad. Ella estaba estudiando arquitectura, ya que le encantaba el dibujo pero no le veía mucho negocio. Se veía que era una chica muy ambiciosa e inteligente, que dominaría más de uno o dos idiomas.

- ¿ De verdad que quieres venir ? - le susurró Adrián al oído mientras pasaba sus labios por la frente de la hermosa chica.
- ¿ Y dejar que esa Laura te aparte de mí ? - dijo la deslumbrante morena con un tono jocoso. - Por cierto, felicidades cariño.

Subieron al tren y en un largo período de tiempo se presentaron en Madrid. Todo estaba como Adri lo había dejado. Bueno, todo no... Cande había crecido y Laura había madurado, más de lo que ya maduró a la perdida de el que ella había creído el amor de su vida.

Mientras tanto, Ana se acababa de levantar al lado de un monumental hombre, al que ella llamaba príncipe, como a todos con los que se había acostado intentando encontrar uno que la llenase igual que Adrián. Salía todas las noches a emborracharse y a ver que hombre le conseguía encandilar con sus encantos y alguna que otra copita de más. Con el paso del tiempo, empezó a llevarse bien con Laura a la vez que se distanciaba de Cande.

En otro lugar, Cande estaba preparándose para ir con Laura a la universidad. Ya estaba saliendo por la puerta cuando se cruzó con el que había sido su gran amigo desde la infancia. Ella tenía ya veinte años, como Laura y como Ana.

- ¡Adri! - gritó mientras se abalanzaba a sus brazos mientras lloraba igual que el día en el que se despidieron.
- ¡Pequeña! - dijo Adrián mientras era incapaz de contener las lágrimas.
- Cariño? - se oyó en lo alto y en lo bajo de las escaleras. Una era la voz de la madre de Adrián, Blanca, y la que gritaba desde lo bajo de la escalera con una voz dulce era Alice.
- Alice, sube al tercero por favor. Estoy aquí con mi amiga, ven que te la presentó.

La morena subió por las escaleras, para cuidar su monumental físico. Saludó a Cande a la vez que la encontró abrazada a su novio.

- Ven conmigo, quiero que veas a Laura. He quedado con ella para ir a la universidad, a buscar unas cosas. Ven, pero Alice que no se venga por favor. - le susurró al oído antes de soltarse de su abrazo.
- Dame un minuto, voy a saludar a mis padres...

Subieron, entre lágrimas se dieron la bienvenida por ese mes que iban a pasar juntos de vacaciones.
                                                                    ***
Laura estaba esperando abajo, con su mono de flores y sus sandalias veraniegas. Llevaba un bolso bandolera chiquitito de estos del blanco. Empezó a llorar en el mismo momento en el que vio a Adri, igual que había hecho Cande minutos antes.

- ¿ Por qué te fuistes, imbécil ? - dijo Laura sin poder de llorar.
- Cande, vete adelantandote y arrancando el coche. Os acompaño a la universidad. - Cande se fue y comenzó ha hablar Adrián. - Me fui porque no quería probar a vivir sin ti. He vuelto, pero no he vuelto solo. He venido con la que ahora es mi novia, Alice. Pero aún así, ha sido verte el corazón me ha dado un vuelco. Pasaron años, meses, semanas, días... Pero siempre me he acordado de tus besos y necesitaba volver a rozar tus labios. - la dijo mientras la besaba.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Capítulo 8 - No sé vivir sin ella (última parte ).

- Adrián, estábamos mucho mejor cada uno a su bola. Siendo amigos y sin pensar si quiera que te quería. Adri, yo te quiero... Pero mi vida es demasiado difícil desde que tu entraste siendo algo más que amigos. Te quiero, pero no podemos seguir juntos. - él estaba intentando que no se le escapasen las lágrimas de sus ojos. Ella ahora hacía ademán de no mirarle para que no se le dificultase ese tema que quería zanjar cuanto antes.
Ella se fue en ese mismo instante en el que llegó el autobús con sus lágrimas inundandole los ojos mientras se despedía de él, en el momento en el que ella no sabía que iba a ser la última vez, ¿en su vida? ni Adrián mismo lo sabía. Cuando ella se fue, Adrián salió corriendo a su casa e hizo la maleta. Cuando terminó, escribió una nota para sus padres y su hermana : " Lo siento, os prometo que volveré. Necesito cambiar un poco de aires y olvidarme de gente de aquí a la que he querido mucho. Os prometo que de vosotros no me olvidaré. Os quiero un montón." Cogió todos sus ahorros y bajó a casa de Cande con otra carta, esta era para Laura. Cande abrió y al verle con esa maleta lo comprendió todo y empezó a llorar como cuando eran pequeños y no querían separarse.

- Adri, por favor, no te vayas. - dijo mientras estampaba su cara contra el pecho de él, empapado ya de lágrimas de Laura.
- Lo siento, tú ya sabes que te quiero un montón. Que ahora ya si que eras mi mejor amiga, pero cariño... lo siento. No quiero, pero tampoco puedo vivir sin ella, sin sus palabras, sin sus caricias, sin sus besos... Sin su amor. Te juro que volveré... Pero antes de irme te necesito. Necesito que me hagas un gran favor. Tienes que llevarle esta carta a Laura. Vive en esta dirección y la puedes encontrar allí por las tardes. Eso sí, que Ana no se entere de que vas... Y vigílame a Ana, que yo quiero que Laura sea feliz sin mi. Así que ...

Se despidieron por última vez, hasta que Adri quisiese volver a la ciudad que le vio nacer hace diecisiete años.
Al día siguiente Cande cogió la bicicleta y se fue a casa de Laura. No se sentía muy dispuesta, pero se lo había prometido a Adri. Para no ir al instituto les dijo a sus padres que le dolía mucho la cabeza y, para ir a casa de la que ya podía considerar su amiga. Laura estaba sola, con su hermana Verónica, la cual parecía que no estaba allí porque estaba arreglándose para su primer aniversario con su novio.

- Cande, que ha pasado ? - dijo Laura al ver como Cande se derrumbaba y no era capaz de aguantar esos regueros de lágrimas cayendo de sus ojos.
- Mejor léelo. Yo me tengo que ir ya. - dijo Cande mientras se daba la vuelta para salir por la puerta. - Ah, y lo siento mucho.

Laura se quedó inmóvil, siendo incapaz de acompañar a Cande a la puerta. Abrió ese sobre azul, que contenía una carta con la letra que ella enseguida reconoció como la de Adrián. Comenzó a leer :

"Princesa, no sé si seguirás queriendo que te llame así. Después de todo lo que ha pasado hoy, me he dado cuenta que después de tenerte no sé vivir sin ti. Necesito pensar durante un tiempo. De que leas esto yo ya estaré lejos, muy lejos de la princesa que yo quería tener en esta vida. Recuerda que siempre te querré y te prometo que volveré. Algún día, supongo. Adrián. "


Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y cayeron sobre dos palabras de la carta : Siempre y volveré.                                         
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sábado, 19 de noviembre de 2011

Capítulo 8 - Quiero que seas tú. ( primera parte )

Adri se apartó para que sus labios no se rozasen con los de Ana. Hasta hacía unos años podría haberse sentido atraído por ella pero ahora el único sentimiento que le invadía al verle era repulsión. Repulsión porque por su culpa, ahora la persona que más quería no volvería a confiar en él. A no ser que ella confesase la cruda realidad, pero conociendo a Ana nunca lo iba a hacer. Esa chica lo que tenía por él no era un amor normal, era una obsesión que rozaba el punto de locura.

- Me rechazas ? Si se que te gusto... - dijo Ana con ese tono de maldad que caracterizaba mucho su voz cuando se encontraba en ese instante en el que la daba la locura.
- No me gustas. Hasta hace dos horas tenía novia, pero por tus putos venazos y tu puta obsesión, la he perdido. Maldigo el día en el que te conocí y el día en el que te pusieron internet en tu casa. - dijo Adrián mientras la cogía bruscamente del brazo y salía corriendo remolcándola. Ella se había vestido con sus característicos tacones y unos pantaloncitos demasiado cortos para el gusto de Adri. Iba muy bien maquillada, seguramente porque ya tenía planeado lo que iba a hacer y que iban a ir a buscarla.
- Para, me estás haciendo daño. Vas demasiado rápido, no ves que apenas puedo andar con estos tacones, como para correr con ellos... - empezó a quejarse Ana.
- Toma, ponte éstas zapatillas. Ten muchísimo cuidado que son de mi hermana. Mis padres no podían saber que se había comprado otras zapatillas y las escondió en esta mochila.

Ella se las puso lentamente, mientras Adri le gritaba que se diese prisa. Ella se las ató como pudo y él la volvió a agarrar, esta vez de la mano, ya que era más cómodo para los dos.

- A dónde vamos ? - preguntó ella.
- A mí bloque. - dijo él.
- A tu casa, eso me gusta...
- No te emociones que vamos a casa de Candelaria, allí hay alguien esperándote.

Llegaron a casa de Cande y allí estaba Laura. Ambas se habían hecho buenas amigas en ese ratito breve pero intenso. Hablaron de lo bien que se caerían Cande y su gran amiga Sandra, la que llamó para hablar con esa amiga que hacía cinco horas que no sabía nada de ella.

- Mira Laura, esta es Ana. Ella es amiga de Cande y está obsesionada conmigo al cien por cien.
- Yo no estoy obsesionada.
- Sí estás obsesionada - soltó Cande sin pensar, arrepintiéndose al instante.
- Mira Lola, o como te llames ... + Me llamo Laura, guarra o como te llames. - Que fuerte... Que sepas que te voy a hacer la vida imposible a cada instante. - y salió corriendo al instante por la puerta. Cuando llegó al ascensor se dio cuenta de que todavía tenía unos zapatos que no eran los suyos. Se los quitó y volvió a subir a la planta de Cande y los tiró enojada contra la puerta.

Todavía dentro de la vivienda, Laura empezó a llorar sin siquiera saber el porqué.

- ¿Por qué lloras princesa? - dijo Adrián, casi llorando de ver así a su frágil princesita.
- Porque me he dado cuenta de que estaba equivocada. Me tengo que ir... - dijo mientras se secaba las lágrimas y se quitaba el rímel.
- Te acompaño, princesa. - dijo Adri mientras salía corriendo detrás de ella.
- Adiós ! - gritó Cande mientras no le daba tiempo a perseguirles.

Cruzaron la puerta rápidamente y cuando bajaban en el ascensor, Adri quiso poner todas las cartas sobre la mesa.

- A ver, princesa. Escúchame por favor. Que yo no la quiero a ella ni nada. Que yo quiero que seas tú y solamente tú con la que pase el resto de los días de mi vida, que quiero verte todos los días al despertarte con un beso. Quiero que seas tú la que me vea llorar, la única con la que compartir mi vida, mis ganas de vivirla, mis pasiones, mis momentos buenos y mis momentos malos. Que quiero que seas tú la princesa de mi cuento, mi Sirenita o quizás mi Cenicienta. Quiero que seas tú el motivo de mis sonrisas, de mis lloros y mis rayadas. Quiero que seas tú la musa de mis cuadros, la más guapa del universo, la madre de mis hijos. Bueno, creo que me estoy pasando un poco... Pero es que quiero que mi vida y mi todo lo seas tú 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Capítulo 7 - Buscando a Ana desesperadamente. (Última parte)

Adri con Laura en brazos, sacó el móvil de su bolsillo y le dio al botón de rellamada para comunicarse con Cande y saber si Ana ya se encontraba en su casa. Cande era su vecina, e incluso Adri había llegado ha estar enamorado de ella antes de conocer a Laura. Esa chica de siempre le había caído bien. De pequeña ya apuntaba maneras para ser guapa, pero con el paso de los años lo confirmo. Laura empezó a menearse para que su novio, su ex novio, su amigo... Ya no sabía ni lo que era.
- Estáte quieta Laura; Ah hola Cande, estás con Ana.
- Pues suéltame ! - No, no encuentro a Ana, no me coge el teléfono, no está conectada. Tampoco está en su casa. Ya no se ni donde buscar.
- Oye mira, voy a ir a tu casa y te voy a dejar con Laura. Quiero encontrar a Ana para que se de cuenta de cómo es ella. Sabes que cada día la odio más. Tiene una obsesión conmigo que no es normal.
- No, si conmigo también - susurro Cande al otro lado del teléfono. - Yo he querido irme con otras personas que no fuesen Ana, Ana y Ana. Es una egocéntrica incapaz de soportar tu felicidad si no es a costa suya. Vale, en cuanto a lo de Laura, bien. Estoy sola en casa y me merezco conocer bien a la mujer de tu vida no? - Cande era Argentina y siempre estaba picada con Adri. A él le encantaba el fútbol y vivía por y para la Selección Española. Vieron el mundial los dos juntos y Cande perdió una apuesta por la que tendría que haber besado la camiseta de la Selección, pero esto no tiene nada que ver con nuestra historia, asi que sigamos.
- Jajaja, que graciosa. La mujer de mi vida sí que lo es. Pero si no quiere escuchar a Ana, pues nada.
- NO QUIERO ESCUCHAR A ANA ! - oyó Candelaria gritar a Laura al otro lado del teléfono.
-Pásamela un momento, por favor Adri. - él hizo caso y comunicó a Laura con su amiga mediante su Samsung táctil.
- Laura, no te voy a pedir que hables conmigo ya que no me conoces. Pero simplemente dedícate a escucharme. Adrián es el mejor chico que he conocido en toda mi vida. Es amable, es simpático, es guapo. Pero lo que más te debería interesar de él es que te ama. Que él no es un mentiroso y que Ana está obsesionada con él desde hace dos años. Pero él la ha rechazado no cien, ni mil veces. Si no un millón cuatrocientos cincuenta y siente mil veces. Aunque el me ha repetido aún más veces que te ama. Sabes que cuando quedábamos para ver el Mundial no se concentraba en el fútbol porque estaba pensando en ti ?
Mira, haz el favor de venir a mi casa. Yo te lo explicaré todo mejor de lo que puedes entender por el teléfono. Y si quieres hasta te hago un dibujito - Cande se rió exageradamente y con esa risa tan agradable que tanto le gustaba a Adri y que había llevado a Ana a la locura y obsesión de conseguir todo lo que quisiese, costase lo que costase.
Laura le devolvió su móvil a Adri mientras murmuraba un : "voy a ir" en una voz casi imperceptible. Laura se quedó en casa de Cande, para su asombro en el mismo bloque en el que hasta hacía unas horas había disfrutado de la mañana.
Adri en cuanto la dejó, salió corriendo a buscar a Ana. Fue a todos los sitios en los que sabía que se podía encontrar, e incluso fue al instituto de ella. Allí estaba.
-Ana, tú te vienes conmigo.
-Claro que sí, mi amor. Yo contigo voy al fin del mundo - dijo mientras hacía un ademán de besarle.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Capítulo 7 - El castillo de Cenicienta no está disponible. (parte 2)

- Laura, escúchame, por favor, princesa. - dijo Adri con esa carita de pena que tanto le gustaba poner para que la gente le hiciese caso.
- Que no me llames princesa ! Si tienes a otra... Que quieres tener una princesa en cada castillo ? Pues prefiero ser una hermanastra. - a Laura le encantaba dramatizar y más cuando era con algo así. - Mira, mi autobús. Adiós...
- No, tú no te vas. Tú te vienes conmigo. - dijo Adrián mientras la tomaba suavemente del brazo para retenerla dulcemente a su lado. No quería hacerla daño y no apretó mucho, lo hizo con la mínima fuerza necesaria para conseguir que se quedase junto a él y poder explicarle todo.

Mientras tanto, en el ordenador de su casa se encontraba Candelaria intentando encontrar a Ana, como le había pedido nuestro protagonista apenas hacía veinte minutos. Nada, no estaba. La llamó al móvil, y tampoco nada. Donde se habría metido Ana.

En la parada del autobús, Laura y Adrián seguían discutiendo sobre los "supuestos cuernos" de los que ella se acababa de enterar, mientras que el conductor del autobús - gracias a Dios que no era uno de los muchos que conocían a Laura y a su familia.
-Mira Adrián, para mí solo has sido un jodido error que tú mismo me has hecho abrir los ojos para darme cuenta de él y de que lo cometí.
- Laura, tú te vas a venir conmigo para darte cuenta de que no soy el error más grande de tu vida, de que solo te amo a tí y de que eres la persona más especial de mi vida.
El conductor se conocía que le encantaba el cotilleo y como el autobús estaba vacío porque empezaba allí su recorrido, decidió esperar. Cuando vio que Laura y Adri se percataron de esa actitud de maruja de supermercados, soltó : - Va a subir la señorita ?
-Sí, ya voy.
-No, la señorita se queda... Disculpe por las molestias.
En cuanto el conductor se marchó, Adri cogió a Laura a la vez que llamaba a Candy...
                                                 Siguiente capítulo : BUSCANDO A ANA DESESPERADAMENTE.

martes, 15 de noviembre de 2011

Capítulo 7 - Cenicienta no se quedará sin cuento. ( Parte 1 )

 -Ana, Ana, Ana... Será cabrón. Anda que me dice que tiene novia, y yo encima soy tan ingenua que me acuesto con el pensando que nos queríamos y que era distinto al resto - mascullaba Laura al mismo tiempo que esperaba el bus.

En su casa, Adrián se estaba vistiendo a la velocidad de la luz mientras gritaba:
-Joder con Ana, quedamos en que yo ya pasaba de ella, que estaba enamorado de otra y que, aunque ella siguiese detrás de mí, a mí me daría igual. Tengo que llamar a Candy para que la tenga en su casa entretenida en lo que yo busco a Laura para decirle que esa chica está mal de la cabeza y que no la amo, que para mí solo existe Laura y sus labios y que mi Cenicienta no se va a quedar ni sin cuento, ni sin príncipe. - marcó el número de Candelaria, una de las mejores amigas de Ana, aunque Adri no lo comprendía. Ana era una chica muy guapa, tenía los ojos casi negros y era pelirroja natural. Pero para Adri su belleza no era comparable con la de su amada Laura, la princesa de ese cuento que estaban protagonizando ambos enamorados. - Candy, tienes que quedar con Ana en tu casa, y no se puede ir de allí hasta que llegue yo ha hablar con ella.
- Vale, pero ¿me quieres explicar que coño pasa ? - dijo Candy con su voz dulce. Ella era una chica preciosa, con sus cabellos dorados y ligeramente ondulado, con esos ojos oscuros que eran muchísimo más bonitos que cualquier ojo claro, exceptuando los de Laura; esos ojos serían los más bonitos que Adri había visto y que jamás vería. Estaba claro que nuestro protagonista se sabía rodear de chicas guapas.
- Luego te cuento, haz lo que te digo por favor, ahora tengo mucha prisa, tengo que recuperar a mi Cenicienta. - y colgó. Salió corriendo hacia la parada de autobús que se encontraba en la otra punta de la calle. Parecía que todo iba a cámara lenta en un momento en el que cada milésima de segundo contaba.

Mientras tanto, en la parada, el autobús que transportaría a Laura a su urbanización y que pasaba periódicamente, llevaba más de veinte minutos sin pasar desde que ella había llegado allí, y a saber desde cuando no pasaba. Era extraño y de repente se oyó a lo lejos a Adrián gritando : "Laura, te amo, no quiero que mi Cenicienta se quede sin cuento por una hermanastra mala." Ella empezó a murmurar : " No puede ser, no puede ser. Es imposible, nos acostamos, descubro por el tuenti que tiene novia y encima ahora me dice que soy su princesa "...

                                                                                   ¿ CONTINUARÁ ?

sábado, 12 de noviembre de 2011

Capítulo 6 - Juntemos nuestra piel y olvidémonos de todo.

Llegaron al portal del bloque en el que vivía Adri, a cinco minutos corriendo lo que a paso normal hubiesen sido unos diez o incluso quince minutos. Adri estaba nervioso y no conseguía sacar las llaves del bolsillo. Laura le besó y le ayudó a sacarlas mientras sus labios se rozaban y un escalofrío recorría las espaldas de ambos. Laura lo consiguió antes que el y le miro sonriendo mientras le daba un beso en la frente. Se abrió la puerta de hierro con amplios cristales y Adrián cogió a Laura en brazos. Llamó al ascensor, no quería esperar más, no había nadie más en su casa y estaba deseando estar a solas con ella. Deseaba desnudarla y poder quererla como siempre había deseado. Quería que ella fuese solamente suya y él ser solamente suyo. Llegaron al quinto en el que vivía Adri y no querían esperar más. Laura empezó a desabrocharle los botones de su camisa de cuadros mientras que él abría la puerta. Ella ya sabía cual era la habitación de su novio, ya que ya había estado más veces allí, pero todavía como amiga. Él fue a coger un disco para ponerlo en la mini-cadena que tenía en su habitación y ella salió corriendo a su habitación mientras le preguntaba si tenía protección. Él le dijo que el día anterior a la vuelta a su casa desde el parque en el que empezaron a salir y se dieron su primer beso y su segundo, y también un tercero, los había comprado por si alguna vez surgía. Eran novios y al fin y al cabo eso era lo que hacían los novios. Laura dentro de una semana cumpliría los diecisiete y ya iba siendo mayorcita como para poder mantener relaciones. Él entró en la habitación y empezó a besarla, a acariciarla y a amarla. Su piel empezó a juntarse mientras que él le empezó a quitar la camiseta a la vez que ella se tumbaba en la cama dejándose llevar. Acababa de darse cuenta de que todavía llevaba sus zapatos y se los quitó como pudo, rozándose con los pies. Acabó de desabrocharle la camisa a su novio y empezó con el pantalón. Todo fue maravilloso como Laura había deseado siempre y descubrió que estaba preparada para eso y para más. Una lágrima brotó de sus ojos, no creía que eso era ralidad. Parecía un sueño o una escena sacada de una novela o una película de estas que al final te hacen llorar. Ella le amaba y lo había hecho con alguien a quien quería. Acabaron y aunque fuese el medio día, los dos se quedaron dormidos. Laura se despertó antes que él y le robó una de sus camisas para ponerselas, mientras se dirigía a la cocina para preparar algo de comer. Sonó el teléfono y era Sandra. Descolgó a la vez que se dirigía a buscar una cacerola y la llenaba de agua a la vez que ponía a cocer unos Spaghettis.

-Dime, Sandra. - dijo en voz baja para no despertar a su novio.
-Sigue en pie nuestra tarde de chicas de hoy ? - soltó Sandra en un tono jocoso, ya que sabía donde se encontraba su amiga.
-Si, pero si puede ser ven a mi casa a partir de las seis y media, porque creo que aquí todavía me queda un ratito
-Claro que sí. Oye, y si te conectas al tuenti desde tu móvil con internet ? Así no pago yo...
-Venga, vale. Pero porque eres tú. Dame cinco segundos.

Laura cogió una silla de la cocina y se sentó. Se conectó y descubrió que una chica había comentado en el estado de Adrián. Se le empezó a nublar la vista cuando leyó el comentario de esa guarra, que no podía tener otro nombre. Su comentario era : Adri, y esa zorra que te ha comentado que ella también. Sí, efectivamente Adrián había sido un grandísimo cabrón. Laura se vistió con su ropa, apagó los macarrones aunque aún estaban duros y le dejó una nota : " Habla con esa tal Ana. Se debe de haber molestado porque te has liado con otra que no era ella, tu novia. Y te he dejado cocidos macarrones, quizás te sobren. No me los guardes en un tapper ". Salió corriendo de la casa mientras no paraba de llorar. Estaba horriblemente guapa, sus ojos no dejaban de brillar y su rímel estaba corrido. Pero a ella todo le daba ya igual. Lo único que le importaba era llegar a su casa y que su amiga llegase para poder contarle todo. Eso y olvidarse de el error que había cometido. Estaba claro que Adrián también era como el resto.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo 5 - Sentémonos en la Luna.

Quince de septiembre. Laura y Adri hacían su primer día juntos y ella sabía que iba a ser especial. Se puso una minifalda que le encantaba por el vuelito que hacía y que de siempre le había quedado muy bien con una camiseta de tirantes, blanca y básica con sus sandalias de goma rosa que se había comprado ese mismo verano en el Blanco. Se alisó el pelo y descubrió que ya le llegaba por la mitad de su espalda y su flequillo le tapaba la visión y la opción de otras personas de ver sus azules ojos. Sandra iba a pasar a buscarla a las once de la mañana, ya que tenían que ir al instituto a ver las listas para 1º de Bachillerato y no tenían que estar hasta las doce de la mañana y el instituto estaba a veinte minutos en autobús. Sandra cogió su bolsito bandolero amarillo, se hizo una coleta y se puso su margarita amarilla en el pelo. Metió la cámara en el bolsito que le hacía juego con la flor del pelo, también metió el móvil y su pintalabios rosado. La raya se la pintó en casa, mientras recordaba que a su madre y a su hermana no le había dicho todavía que estaba con Adri. Él de siempre le había gustado a su madre para su hija y su hermana si no fuese por la diferencia de edad hubiese estado manteniendo una relación de pareja con él. Esta última seguramente se hubiese enterado ya por el tuenti, pero aún así ella quería decirle a las dos que su etapa de 'viuda' de Jorge había cerrado su etapa un día antes, que ahora estaba feliz con un hombre del que había pasado once años enamorada en secreto mientras lo ocultaba saliendo con otros chicos por miedo a decir te amo y que él le dijese que él a ella no, mientras que estaba equivocada. Lo amaba y aunque quizás fuese demasiado pronto como para empezar a olvidar a Jorge, pero con el que era su mejor amigo y ahora era su novio. Laura se miró al espejo y descubrió que al pensar en la palabra novio se le había pintado una amplia sonrisa en su cara que dejaba mostrar esos dientes que habían quedado perfectos después de años de ortodoncia.
Sonó el telefonillo y era Sandra, se le había pasado una hora en el baño mientras pensaba en Adrián. Bajo corriendo por las escaleras, ya que a ella le encantaba el deporte y, aunque vivía en un sexto, siempre bajaba andando. Al final de la escalera estaba Sandra, que vivía en la misma urbanización que ella pero un edificio más atrás. Eran amigas desde la infancia y siempre lo iban a seguir siendo hasta el fin de los tiempos. De hecho ya no eran amigas, eran hermanas con distinto ADN.
Cogieron el autobús y estuvieron tirándose fotos y hablando de lo de Adrián con Sandra y lo que había pasado el día anterior en la quedada entre la nueva pareja. Llegaron al instituto después de veinte minutos y tropecientas fotos para subir al tuenti. Allí estaba Adrián en esa gran puerta de hierro pintado de rojo y recibió a Sandra con dos besos y a Laura con un largo beso de los que la tarde anterior habían disfrutado los dos. Fueron a ver las listas y Sandra se encontró con Jaime y los dos también se saludaron mediante un beso de los que llevaban disfrutando ya seis meses juntos. Jaime empezó a contarle a Laura que durante este verano había estado trabajando de salvavidas en la piscina de su urbanización y que así podía pasar el verano al lado de la persona que más amaba. Laura no le había visto porque se había pasado todas las vacaciones en la playa y en el pueblo con su pandilla de salir. Miraron las listas y les había tocado a todos en la misma clase, 1ºB. Después de esto, Jaime y Sandra se fueron al centro comercial y Sandra y Adri se quedaron dando vueltas por la rosaleda que rodeaba su instituto. No había nadie, absolutamente nadie.
- Adri, que te quiero. Necesito que me beses y poder olvidarme de todo.
- Sabes que yo te voy a besar siempre que tenga esa oportunidad, princesa. Tengo ganas de estar contigo, ya sabes a lo que me refiero.
- Cariño, verás, soy virgen y no sé si estoy todavía preparada para hacer esto.
-Tranquila, yo quiero que ese día sea muuuuy especial para ti, princesa, sea tu primera vez o tu segunda o tu tercera. Tienes dieciséis añitos y no es necesario que lo hagas si no quieres.
- Te prometo que lo haré, pero quiero que esa vez sea muy especial, y quiero que sea contigo... No quiero a nadie más, nunca jamás. Quiero que estemos juntos toda la vida, y que nos sentemos en la Luna a hablar de lo que hemos hecho a lo largo del día. Quiero que envejecer a tu lado y contarle a los hijos de nuestros hijos lo mucho que te quise y que te seguiré queriendo aunque se acabe el mundo y nuestra vida. Quiero oírte cada día decir  a tus labios que me aman y que me lo demuestres cada noche, que me demuestres que no hay nada más.
Y salieron corriendo a un lugar que ya sería inolvidable para ellos...

martes, 8 de noviembre de 2011

Capítulo 4 - Estaba claro que no podíamos ser agua.

- Esto no puede ser. Adri, tú eres mi mejor amigo. - dijo Laura, cuando se soltaron los dos de ese beso.
- ¿ Entonces, porque sea tu mejor amigo, no me quieres como nada más ? - comentó Adri, mientras intentaba disimular la tristeza que le acababa de invadir.
Antes de que él pudiese acabar la frase, Laura, sin saber por qué, le besó. Lo hizo como nunca antes había besado a nadie, ni a Jorge, el que creía el amor de su vida y empezó a llorar. Quizás era porque siempre había visto a Adri como su mejor amigo y no se fijó en que quería que fuese algo más. Incluso a veces pasaba más tiempo con ese amigo suyo que con el que la gente le llamaba su novio. No era que ella no amase al que hasta hace unos días era su novio, pero ese amigo con el paso de los tiempos se había convertido en algo más con el paso de los años.
- ¿ Te acuerdas de cuando te pedí que si te querías casar conmigo hace 11 años ? - dijo Laura cuando dejó de besarle y consiguió dejar de llorar.
- Como no me iba a acordar. Cada día de estos once años que he pasado enamorado de ti y que tú has pasado los dos últimos de ésos enamorada de Jorge lo único que me daba fuerzas para seguir pensando que tenía una oportunidad he recordado ese día.
Bajaron de la barca cuando se les pasó el tiempo de alquiler y se fueron a dar un paseo.
- Adri, verás, en los últimos años creía que eras mi amigo, y quizás hice eso para no aceptar que te quería y que quizás tú no me quisieses. Tal vez era porque después de once años pensé que ya se te habría olvidado el día en el que te pedí que me amases para siempre. Y bueno, a ti siempre te he visto como amigo y no como novio. Para eso ya estaba Jorge, pero ahora el pobre ya no está y me siento tan sola. Creo que estoy empezando a sentir algo por ti. - Y se fundieron otra vez sus labios mientras se convertían en uno solo y se decían que se amaban sin palabras.
- Estaba claro que no podíamos ser agua (8) - canturreaban los dos mientras iban a la urbanización de Laura y de vez en cuanto se decían todo lo que se querían. - Esta es mi canción favorita - dijo Laura mientras volvía a rozar sus labios.
- Y será nuestra canción - dijo Adri mientras la miraba sus ojos azules con una sonrisa en la cara.

Se despidieron en la parada del autobús con otro de esos besos a los que los dos se estaban acostumbrando ya y que les hacían no temer el qué dirán si nos ven juntos.

Según Laura entraba por la puerta de su casa y descubría que su hermana estaba en la universidad, cosa de la que no se acordaba, y sus padres estaban trabajando, salió corriendo a su habitación con una sonrisa y llamó a Sandra, la que ya no era su amiga, si no su hermana con distinto ADN.

- Sandraaaaa !
- Lau? Eres tú ? - dijo Sandra con voz adormilada, quizás recién levantada de un sueño profundo sustituto del de la noche pasada.
- Sí soy yo. A que no sabes qué ? Estoy con Adri !
- Con Adri ? Qué Adri ?
- Tía, Adri. Mi Adri...
- Qué ? El que era tu mejor amigo ?
- Sí, tía. Pero por qué no te lo crees.
- No sé. Yo ya sabía que a Adri le molabas, pero...
- Bueno tía, y por qué no me lo cuentas ? Yo de siempre he estado pillada por él. Lo que pasaba es que pensé que él no me quería y me respaldé en Jorge, que sí me quería... Pero...
- Bueno tía, mañana me cuentas en el Tuto. Que mi madre me está llamando para que vaya a cenar.
- Vale, te quiero her .

Laura se dio cuenta de que eran las nueve y media de la noche, se hizo un Sándwich mixto y se lo llevó a su habitación, encendió el portátil y se conectó al tuenti. Nadie hablaba con ella y decidió mirar el perfil de Adrián, el que había puesto en su estado hacía diez minutos : Nuestro catorce siempre. Tequiero princesa. Ella puso un comentario antes de que viniese su hermana en el que ponía : Yo más príncipe. Aunque estaba claro que no podíamos ser agua. Y apagó el ordenador y se preparó para ir a acostarse.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Capítulo 3 - Déjate querer un poco, princesa.

Adri salió de su urbanización con una sonrisa de oreja a oreja. Necesitaba ver a Laura, devolverle esa sonrisa sincera de la que se enamoró once años atrás y conseguir que se olvidase de Jorge por un ratito, aunque fuese corto. Eran las cinco y media de la tarde, en media hora tenía que estar en la parada de Laura. Se metió en el metro, bajó las escaleras mecánicas mientras sacaba su abono del bolsillo derecho de sus nuevos vaqueros negros, que había conjuntado con su camiseta azul de Superman. Y es que en el fondo eso era lo que quería ser él para Laura, un Superhéroe, alguien distinto al resto de los hombres. Pero ella ya había conocido a su Superman, al que le habían dado doble ración de Criptonita y había dejado este mundo. ¿ Por qué no iba a poder haber un segundo Superman en la vida de Laura ? Quizás era demasiado pronto, pero no hay nada que el tiempo y un poco de cariño no curasen. Genial, todavía quedaban cuatro minutos para que llegase el metro. Eran tan solo dos estaciones hasta la casa de Laura. Adri sacó su MP4 del bolsillo y puso la canción que más le recordaba a su amada : Bed of roses de Bon Jovi. Tres minutos. "Joder que lento pasaba el tiempo cuando estoy deseando verla." Pensó Adri mientras no dejaba de mirar el cartel electrónico de la parada subterránea, que ya marcaba dos minutos. EL PRÓXIMO TREN VA A EFECTUAR SU PARADA. Por fin se subió al tren subterráneo. En cinco minutos llegaría al lugar en el que habían quedado. A las seis menos veinte ya estaba allí, decidió poner la radio en el aparato reproductor y desconectar.

Mientras tanto, todavía en su casa, Laura se estaba rizando el pelo con el difusor y debatiendo en su cabeza si se ponía plano o tacón, si se maquillaba o iba al natural, mientra también pensaba : "pero para que me arreglo, si solo es Adri. Llevamos 12 años siendo amigos y ya hay confianza. Además, mi novio murió hace solo unos días y no estoy todavía preparada para empezar una nueva vida." Aún así se maquilló e iba espectacular, con la raya pintada en azul y un rimel que le hacía las pestañas largas, pero sin llegar a parecer postizas. Llevaba el colorete justo para darle un tono más interesante y un escote tampoco muy provocador. Al fin decidió ir plana, pero aún así estaba radiante. Su camiseta blanca con rayas doradas horizontales y sus vaqueros cortos amarillos que le quedaban como anillo al dedo.

- ¡ Adri ! - se oyó a lo lejos de la marquesina de la parada de autobús mientras a él se le iluminaban los ojos al ver lo guapa que iba la que deseaba que fuese más que su amiga.
- Princesa - le dijo mientras le daba dos besos en sus ligeramente sonrosadas mejillas. Ella también empezó a pensar en que quizás Adri fuese algún día algo más para ella. Al fin y al cabo él era muy guapo, era lo que cualquier chica deseaba. Tenía diecisiete años y era castaño con reflejos rubios y unos grandes ojos verdes.
Cogieron el autobús de las seis, que les dejaba al lado de la puerta del Retiro.

- Te echo una carrera hasta las barcas. - dijo Laura mientras salía corriendo.
- Te voy a ganar, princesa. Que yo llevo playeras y tu manoletinas. - dijo Adri, mientras mordía el polvo que dejaba Laura al correr tan deprisa como ella podía.

Al final, ganó Laura. Quizás por méritos propios o por culpa de Adri que se dejó ganar. Eso nadie lo sabía menos Adri, que no pensaba decir nada. Cogieron una barca, que pagó Adri y estuvieron allí hablando y hablando.

-Joder, estoy muy triste por lo de Jorge. Me dejó así, sin más. Sola, sin nadie que me quisiese.
-Eso es mentira, tú sabes que yo te quiero como el que más princesa.
-Ya, pero tú me quieres como amigo, no como yo necesito que alguien me quiera ahora.
-¿ Y a ti quién te ha dicho que yo solo te quiero como amigo ?
-Entonces...tú...yo...esto...me amas ?
-Con todo mi corazón, pero por favor, déjate querer un poco, princesa. Sobretodo si es por mí.

Y Adri hizo lo que llevaba tanto tiempo deseando hacer, la besó con todas sus ganas, y ella tampoco hizo nada por evitarlo. Simplemente se sentía agusto.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Capítulo 2 - ¿ Por qué se le ocurrió morirse ?

Catorce de septiembre. Triste fecha, triste funeral, triste Laura. A Jorge se le ocurrió morirse y encima Dios  había decidido hacerle un hueco en ese lugar que los cristianos creen paraíso. Lo único que les consolaba era que se había reunido con su padre, el que había muerto dejando a Jorge con sólo siete añitos. Ahora, bueno hacía ya dos meses, Jorge había cumplido diecisiete. Después del funeral, Laura llegó a su casa y allí estaba su madre junto a su padre, observando la tristeza de su hija y buscando en su cerebro alguna frase para conseguir que su hija fuese un poquito más feliz en esos momentos, aunque fuese difícil. Laura decidió no obligarles a que le dijese nada y se fue a su habitación.
-Hostias, me había dejado aquí el móvil. No puede ser, tengo diez llamadas perdidas... Bua, serán del 1004, las veré rápido y me dormiré un rato. Hoy no iré a clase. - Se puso a ver las llamadas, tenía dos de Sandra, una del 1004 y siete de Adrián. - Joder, es verdad, Adrián. Me había olvidado de él. Mi mejor amigo y me olvido de él. - Lo que Laura no sabía es que su mejor amigo quería ser algo más que eso. Que llevaban catorce años siendo amigos, diez de los cuales él se había pasado enamorado de ella.  - Bueno, pondré el móvil en silencio, dormiré un poquito y luego ya llamo a Adri y a Sand.
El sueño de Laura fue muy pesado y apenas durmió una hora. Suponía que Adri no querría nada en especial, simplemente decirle que lo sentía mucho y que Jorge había sido un grandísimo amigo y un perfecto novio para ella. Aún así no podía evitar sentirse nerviosa y deseosa de llamrarle. Llevaba 52 horas sin hablar con su mejor confidente y el que siempre estaba ahí para escucharla. Necesitaba poder hablar con alguien, dejar de hacerse la dura y llorar y llorar hasta quedarse sin lágrimas. Necesitaba volver a hablar con Adri y decirle que se sentía distinta, triste pero más mayor; necesitaba decirle que echaba de menos los dulces besos de Jorge, que echaba de menos cada vez que le tocaba el pelo y la hacía sentir especial. Se sentía vacía por primera vez. Necesitaba cariño y quién mejor que su mejor amigo para aquello.
De repente la vibración de ese móvil rosa que se encontraba en la mesilla la sacó de sus pensamientos. Era Adrián, muy preocupado por el mero hecho de que no le cogía el móvil.
- Hola, Adri. - dijo Laura ilusionada de escuchar esa voz tan suave, dulce y tranquilizadora que tenía su compañero de locuras.
-Hola princesa, me tenías preocupado. Ya creía que te había pasado algo, peor que lo de perder a Jorge. Oye que lo siento mucho. No pude ir al funeral porque mis padres salieron y me tuve que quedar vigilando la tienda.
-Vale, tranquilo feo. - Laura se moría de ganas por decirle que si quedaban, que necesitaba hablar con él de lo sucedido en los últimos días.
-Escúchame, te parece bien si quedamos y vamos al Retiro... Esta vez invito yo a las barcas y te compro un helado de stracciattella de esos que tanto te gustan. Sabes que yo voy a estar allí siempre...
-Me parece genial, ya necesitaba quedar con alguien y salir un ratín a alegrarme la vida. - Dijo ella, extrañamente contenta y con una sonrisita en la cara._ que me está pasando? _pensó_ solo hace dos días que Jorge me ha dejado sola y ya estoy sonriendo.
-Vale princesa. - A Laura le encantaba que le llamase así y él lo sabía, por lo que en cada oportunidad que tenía lo soltaba. - Quedamos a las seis en la parada del autobús de tu barrio, vale ?
-Me encantan tus ideas, nunca lo había dicho ? Bueno, adiós, que me voy a arreglar y a dormirme un ratito. Te quiero. - dijo ella mientras colgaba el teléfono.
- Si tu supieras lo mucho que te quiero yo... - se oyó al otro lado de la línea.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cápitulo 1 - Madurando.

Laura ya sabía cual era su destino. Amaba a Jorge,con el cual llevaba ya un año y quería estudiar medicina. Pero de repente su vida dio un giro de ciento ochenta grados, sucedió algo que la hizo madurar a sus dieciséis años, quizás demasiado pronto o demasiado tarde, cada persona era un mundo. Aquella morena de ojos azules se despertó a las cinco de la mañana con una llamada a su móvil de Matilde, la madre de su novio; Jorge había tenido un accidente muy grave y se había caído de la moto de su hermano, Sergio, el cual conducía aquella noche ya que era mayor de edad. Jorge había resultado herido grave, pero Sergio consiguió romperse solo un brazo y una pierna. Laura se despertó y fue corriendo a la habitación de su única hermana y mayor que ella, Verónica y le contó lo que había pasado. Esa noche los padres de ellas habían salido a celebrar el cumpleaños de un compañero de trabajo de Javier, su padre. Laura siempre recordaría esa noche, no solo porque era en la que su novio, al que a pesar de ser joven amaba con toda su alma, si no porque esa noche su madre se encontraba más guapa de lo normal, se había puesto un vestido azzul turquesa, el color favorito de Laura y Verónica y al parecer el de su madre también. El vestido no era ni muy corto ni muy largo, lo justo para insinuar sin provocar. Llevaba lentejuelas rositas que lo hacían incluso mucho más bonito. Ese vestido era el favorito de Verónica, quizás por lo bonito que era o por que a ella le encantaban las cosas nuevas. Quizás su madre también estaba tan guapa porque, quizás por primera vez en la vida de ambas, la habían visto con tacón y la raya pintada. Verónica le dio permiso a Laura para que fuese al hospital, ya les contaría luego a sus padres lo sucedido. Laura cogió una camiseta blanca de media manga y botoncitos en el pecho y unos vaqueros. Se puso sus zapatillas más cómodas y salió corriendo a la parada del metro y cogió la línea que la dejaba en la puerta del hospital. Entro corriendo por la puerta y pregunto la habitación de Jorge Crespo. La 107. Subió las escaleras corriendo mientras susurraba 107,107,107,107,107... Llegó, atravesó la puerta y allí estaba Sergio, en silla de ruedas y desolado, llorando con la cabeza en las rodillas. A Laura se le rompía el corazón al ver a Sergio lamentándose de lo que le estaba pasando a su hermano. De repente se oyó en la sala el pi piiii piiiiiii piiiiiiiiiiiiiiiii. No podía ser Jorge se estaba muriendo y ella no podía hacer nada. Bueno sí, le besó los labios en la que podía ser su última vez. Lo hizo intensamente pero con prisa y salió corriendo a buscar a una enfermera. Demasiado tarde, ya nadie podía hacer nada por Jorge. Se había reunido con el creador de todo y había dejado a Laura triste y sola, a su hermano desolado y a su madre con ganas de irse detrás de él. ¿Y su padre? Su padre ya les había dejado años atrás, dejándolos a todos desolados. Ahora solo eran Jorge y Matilde, solamente ellos dos...

Laura lloraba mientras se vestía con esos vaqueros negros que tanto le gustaban a ese que antes era su novio, el que había muerto un día atrás, llevándose toda la luz del Sol de ese 13 de septiembre, un día después del cumpleaños de una amiga que para Laura era como su hermana, el cumpleaños de Sandra. Había sido un día muy feliz para las dos, habían paseado por el parque y habían llegado a llorar de la risa. Quién les iba a decir que dos días después estarían llorando las dos por un motivo distinto, por un motivo de tristeza. Laura lloraba por la pérdida de la persona más especial de su vida, a la que le gustaba llamar NOVIO y Sandra, por el amigo de la niñez que con el paso de los años le había robado un pedacito de su corazón en el que ponía MI ÚNICO MEJOR AMIGO.  Sandra estaba con los ojos rojos y sin rimel ni raya, para que no se le corriesen con las lágrimas que ya casi no salían de sus ojos después de toda la noche llorando. Aún así estaba guapísima, con esa falda negra y esa camiseta que era de un morado casi negro. Ese día merecía ir de luto, habían perdido a un ser muy querido para ellas dos, pero lo que no sabían era que ambas habían empezado a madurar.