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Visitas que me hacen ser feliz.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo 5 - Sentémonos en la Luna.

Quince de septiembre. Laura y Adri hacían su primer día juntos y ella sabía que iba a ser especial. Se puso una minifalda que le encantaba por el vuelito que hacía y que de siempre le había quedado muy bien con una camiseta de tirantes, blanca y básica con sus sandalias de goma rosa que se había comprado ese mismo verano en el Blanco. Se alisó el pelo y descubrió que ya le llegaba por la mitad de su espalda y su flequillo le tapaba la visión y la opción de otras personas de ver sus azules ojos. Sandra iba a pasar a buscarla a las once de la mañana, ya que tenían que ir al instituto a ver las listas para 1º de Bachillerato y no tenían que estar hasta las doce de la mañana y el instituto estaba a veinte minutos en autobús. Sandra cogió su bolsito bandolero amarillo, se hizo una coleta y se puso su margarita amarilla en el pelo. Metió la cámara en el bolsito que le hacía juego con la flor del pelo, también metió el móvil y su pintalabios rosado. La raya se la pintó en casa, mientras recordaba que a su madre y a su hermana no le había dicho todavía que estaba con Adri. Él de siempre le había gustado a su madre para su hija y su hermana si no fuese por la diferencia de edad hubiese estado manteniendo una relación de pareja con él. Esta última seguramente se hubiese enterado ya por el tuenti, pero aún así ella quería decirle a las dos que su etapa de 'viuda' de Jorge había cerrado su etapa un día antes, que ahora estaba feliz con un hombre del que había pasado once años enamorada en secreto mientras lo ocultaba saliendo con otros chicos por miedo a decir te amo y que él le dijese que él a ella no, mientras que estaba equivocada. Lo amaba y aunque quizás fuese demasiado pronto como para empezar a olvidar a Jorge, pero con el que era su mejor amigo y ahora era su novio. Laura se miró al espejo y descubrió que al pensar en la palabra novio se le había pintado una amplia sonrisa en su cara que dejaba mostrar esos dientes que habían quedado perfectos después de años de ortodoncia.
Sonó el telefonillo y era Sandra, se le había pasado una hora en el baño mientras pensaba en Adrián. Bajo corriendo por las escaleras, ya que a ella le encantaba el deporte y, aunque vivía en un sexto, siempre bajaba andando. Al final de la escalera estaba Sandra, que vivía en la misma urbanización que ella pero un edificio más atrás. Eran amigas desde la infancia y siempre lo iban a seguir siendo hasta el fin de los tiempos. De hecho ya no eran amigas, eran hermanas con distinto ADN.
Cogieron el autobús y estuvieron tirándose fotos y hablando de lo de Adrián con Sandra y lo que había pasado el día anterior en la quedada entre la nueva pareja. Llegaron al instituto después de veinte minutos y tropecientas fotos para subir al tuenti. Allí estaba Adrián en esa gran puerta de hierro pintado de rojo y recibió a Sandra con dos besos y a Laura con un largo beso de los que la tarde anterior habían disfrutado los dos. Fueron a ver las listas y Sandra se encontró con Jaime y los dos también se saludaron mediante un beso de los que llevaban disfrutando ya seis meses juntos. Jaime empezó a contarle a Laura que durante este verano había estado trabajando de salvavidas en la piscina de su urbanización y que así podía pasar el verano al lado de la persona que más amaba. Laura no le había visto porque se había pasado todas las vacaciones en la playa y en el pueblo con su pandilla de salir. Miraron las listas y les había tocado a todos en la misma clase, 1ºB. Después de esto, Jaime y Sandra se fueron al centro comercial y Sandra y Adri se quedaron dando vueltas por la rosaleda que rodeaba su instituto. No había nadie, absolutamente nadie.
- Adri, que te quiero. Necesito que me beses y poder olvidarme de todo.
- Sabes que yo te voy a besar siempre que tenga esa oportunidad, princesa. Tengo ganas de estar contigo, ya sabes a lo que me refiero.
- Cariño, verás, soy virgen y no sé si estoy todavía preparada para hacer esto.
-Tranquila, yo quiero que ese día sea muuuuy especial para ti, princesa, sea tu primera vez o tu segunda o tu tercera. Tienes dieciséis añitos y no es necesario que lo hagas si no quieres.
- Te prometo que lo haré, pero quiero que esa vez sea muy especial, y quiero que sea contigo... No quiero a nadie más, nunca jamás. Quiero que estemos juntos toda la vida, y que nos sentemos en la Luna a hablar de lo que hemos hecho a lo largo del día. Quiero que envejecer a tu lado y contarle a los hijos de nuestros hijos lo mucho que te quise y que te seguiré queriendo aunque se acabe el mundo y nuestra vida. Quiero oírte cada día decir  a tus labios que me aman y que me lo demuestres cada noche, que me demuestres que no hay nada más.
Y salieron corriendo a un lugar que ya sería inolvidable para ellos...

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